Por: Por Felipe Zarruk – Periodista
Como si no fuera suficiente la violencia que rodea el entorno del balompié profesional, en donde las barras bravas de los 36 equipos que compiten en los torneos organizados por la Dimayor se agreden permanentemente en los estadios y fuera de los escenarios con armas blancas, pistolas y destruyendo todo a su paso, también se hizo normal que todos los fines de semana en cualquier cancha de la barriada bumanguesa, los padres de familia y los asistentes que presencian el fútbol infantil y juvenil, intentan agredir verbal y físicamente a los árbitros que pitan dichos encuentros deportivos organizados por la Liga Santandereana de Fútbol.
El fin de semana que acaba de pasar, un hombre sacó un arma de fuego, hizo disparos al aire e intentó agredir al árbitro del partido en donde jugaba su hijo. El señor en mención y cuya identidad se desconoce, salió caminando tranquilamente de las canchas ubicadas en el anillo vial que comunica a Girón con Floridablanca; al tiempo fue increpado por algunos padres de familia debido al peligroso incidente. No contento con eso, su hijo, un menor de 15 años, llevaba en sus manos una lata de cerveza y mientras caminaban a toda prisa, ingería descaradamente y de manera provocadora el contenido de la lata.
En otro sector del municipio de Floridablanca se llevaba a cabo un torneo invitacional de fútbol. Los hinchas de uno de los equipos en contienda, empezaron a insultar al árbitro del cotejo. En la tribuna se encontraban los familiares del juez y su señora quienes reaccionaron ante las agresiones verbales. Después del intercambio de palabras, se desató una gresca que terminó con la agresión de varios padres de familia hacia quien dirigía el partido, quien terminó con lesiones de consideración.
Y para cerrar la accidentada jornada del fin de semana, en un campeonato de taxistas que se desarrolla en el occidente de la ciudad, un árbitro fue agredido con puños y patadas por parte de un energúmeno que no soportó la decisión del juez central del compromiso y decidió tomar justicia por su propia mano.
Este tema ya pasó de castaño a oscuro y si la Dimayor en el caso del fútbol profesional como las diferentes ligas del balompié aficionado en este caso la de Santander, no toman cartas en el asunto y aplican severas sanciones contra los hinchas y en este caso contra los padres de familia, vamos camino a una tragedia de grandes proporciones. Según me confesó el directivo de la Liga Santandereana de Fútbol Eduardo Villamizar “ya tenemos sanciones duras contra más de 50 equipos cuyos padres no pueden asistir a los partidos y estamos estudiando lo que acaba de ocurrir para aplicar los correctivos del caso”. Ojalá que esto no se quede en estudios y en paños de agua tibia para solucionar un problema que ya se salió de las manos. Y vaya una fuerte reprimenda a los padres de familia, quienes, en lugar de dar ejemplo, van a los partidos a utilizar un lenguaje soez y vulgar delante de sus hijos y a liarse a puñetazos con el primero que se encuentran. Las autoridades deportivas y judiciales tienen la palabra.
