Angélica y Rodolfo eran dos habitantes de calle que creían que habían perdido el rumbo de su vida. El abandono, la necesidad, el temor y la desorientación son situaciones que los llevaron a ser consumidores en las calles. Al conocerse, encontraron la motivación de salir adelante. Así cuentan su historia. “Durante estos dos años que mi esposa tomó la decisión de dejar el bazuco, salimos de la calle. Salíamos a comer cosas que nos gustaban, empezamos a andar con gente que no consumía, vinimos a terapia, los psicólogos y trabajadores sociales nos apoyaban, nos daban confianza. Si nosotros pudimos, todos pueden”.
Actualmente cada uno tiene un trabajo, que aunque informales, les permite tener un sustento. Además, cuentan el apoyo psicológico y de acompañamiento por parte de la alcaldía. Así lo mencionan, “me encuentro con un trabajo como informal en un parqueadero, ahí sustento el pago de la habitación y mi hijo. Nosotros lo que más anhelamos es tener nuestra casa y poder darle un buen futuro a nuestro hijo”.
Con la modalidad hogar de paso de la Alcaldía de Bucaramanga y algunas fundaciones, se les permitió a Ángelica y a Rodolfo la oportunidad de cambiar sus vidas.