Especial La Cultural: Historia y evolución de la Bucaramanga Cumbiera

Escrito por el 01/11/2022

Foto: Fabián Pabón

Movimiento de cadera y pies, sabor y frescura al compás de una buena cumbia es el legado que nuestros antepasados dejaron en la costa caribe colombiana. Es el sentimiento de un hombre por conquistar a su mujer de piel morena, son raíces que surgen desde la época de la colonia donde los españoles explotaban a los nativos y negros. Es la fusión de tres culturas, indígena, africana y europea, por lo menos es una de las tantas teorías propuestas, siendo la referencia más antigua en la historia del género que se encuentra registrada en el libro “Museo de Cuadros de Costumbres I”, cuyo prólogo está fechado en 1866 en la crónica del general Joaquín Posada Gutiérrez, titulada: “Fiestas de la Candelaria en la Popa”.

Fiestas de la Virgen de la Candelaria, Cartagena. Foto: El Universal.

La cumbia como fue llamada, no tiene fecha exacta, no hay información que avale cualquiera de las diversas hipótesis en cuanto a su origen e historia. Según Federico Ochoa Escobar, maestro en música de la Universidad de Antioquia e investigador, afirma que existe una desinformación sobre el género: “Hay un afán por buscar orígenes y por buscar lo primigenio, y un afán también de buscar identidad”. Es por esta razón, que se ha creado una confusión de conceptos en la búsqueda de hallar los inicios de la cumbia. Pues Ochoa Escobar sostiene que ninguna de las bibliotecas importantes del país, tienen registros de estudio de este ritmo sonoro.

No obstante, haciendo un poco de historia, con la llegada de los españoles en 1502 a Cartagena de Indias, sometieron al pueblo indígena Calamarí del grupo Karib que se asentaban en esas tierras. Treinta y dos años después, Pedro de Heredia, saqueador, asesino comprobado y perseguido, funda esta ciudad, como lo constata el historiador cartagenero Francisco Muñoz, en una entrevista otorgada en el marco del Hay Festival Cartagena edición 2018.

La estatua de Pedro de Heredia está en una de las plazas más céntricas de Cartagena. (Crédito: Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena)

De otra parte, el coreógrafo, investigador y fundador del Grupo Experimental de Danzas de la Universidad de Antioquia, Alberto Londoño, publicó un documento titulado “La Cumbia”, en el que hace referencia, que el Cerro de la Galera, que a día de hoy se conoce como el Cerro de la Popa en la ciudad de Cartagena, en donde se celebraba cada dos de febrero la fiesta católica de la Virgen de la Candelaria, fue el epicentro del surgimiento de este ritmo, asegurando que: “Los amos obligaban a sus trabajadores indios y negros a estar presentes. Para hacer ver que les daban libertad dejaban que los indios y los negros llevaran su música y tocaran. Y ahí terminaron bailando”. Con esto se ratifica que es la versión más aproximada al nacimiento de la cumbia.

De modo que, “se fueron identificando en varios aspectos: música, canto y baile, lo que les permitió olvidar en parte su desgracia, puesto que con ello invocaban el recuerdo de un pasado añorado al que jamás regresarían”. Como lo manifiesta Londoño.

Cabe destacar que la percusión de los nativos del África y el movimiento de sus cuerpos junto a los instrumentos de viento de nuestros antepasados indígenas, como lo es la flauta de millo se fueron mezclando para dar paso a nuevos ritmos y sonidos. De los

españoles la vestimenta se une a esta fusión, pues para los europeos era importante que la servidumbre de sus casas, estuvieran bien vestidos.

Otra de las teorías acerca de los orígenes de la cumbia está relacionada con el maestro y compositor José Barros, quien argumentó que: “La cumbia nació en las ceremonias fúnebres, que los indios Chimilas celebraban en el país de “Pocabuy” (lo que hoy se conoce como el municipio del Banco, en el departamento de Magdalena) cuando moría uno de sus jerarcas”; es así como lo reafirma el cantautor Antonio García “Melocha”, quien describe el ritual funerario como un éxtasis alrededor de una fogata y en el centro de un círculo una mujer embarazada, danzando suavemente al compás de la flauta de millo, símbolo de un nuevo comienzo de vida.

En cuanto al término “cumbia” se cree que proviene del vocablo africano “cumbé” cuya raíz es Kumb que significa ruido y que es un baile de Guinea en la zona Batá de África septentrional. En el Diccionario de la Real Academia Española lo definen como “baile de negros”.

Por su parte, el investigador Juan Sebastián Ochoa coautor de “El Libro de la cumbia. Resonancias, transferencias y trasplantes de las cumbias latinoamericanas”, expone en su primer capítulo que la palabra cumbia es polisémica, puesto que posee diversos usos y definiciones, aunque clarifica que esa polisemia no ha sido demostrada por lo que lleva a que la definición del término no sea clara, determinando que “no existe algo así como una cumbia original, sino que las músicas que conocemos bajo el término cumbia son diversas y son el resultado de múltiples influencias, circunstancias, músicas y músicos interactuando”.

En lo concerniente a la premisa expuesta por Federico Ochoa Escobar a los diferentes ritmos que llaman cumbia, como el bullerengue, las gaitas, el porro y las papayeras hacia los años sesenta, deduce que las casas disqueras asociaron estas expresiones musicales desde un punto de vista comercial, buscando exportarlas al mundo, sin olvidar que aunque tienen algunos instrumentos musicales parecidos como las maracas o la guacharaca entre otros, siguen siendo géneros totalmente diferentes que provienen de la Costa Atlántica de Colombia, generando con esto una identidad musical y cultural.

Los Gaiteros de Barranquilla realizaron su presentación desde un patio en el barrio El Carmen.

“La fiebre cumbiera” como lo llama Ochoa, se dio a partir del éxito compuesto por el maestro Juan Bautista Madera Castro en el año 1960, titulado: “La Pollera Colorá”, versión original e instrumental que fue aprovechada por los sellos discográficos para agrupar cualquier ritmo costeño parecido a esta cumbia y generar el movimiento musical tropical cumbiero.

Actualmente y con el transcurrir de los años la cumbia que proviene de nuestros antepasados ha tenido una evolución y los instrumentos musicales han sido protagonistas a la hora de interpretarla, tales como la gaita hembra, macho o corta, que se asemeja a una flauta de 80 centímetros proveniente de la comunidad indígena kogui, además, las maracas, el maracón, el guache hechas a base de guadua o bambú y lleno de semillas, también los tambores, definen el ritmo siendo el tambor llamador, tambor alegre y la tambora o bombo que es el más grande.

Es así que, en los años treinta por conquistar el mercado las casas discográficas incluyen letras a la cumbia y el sonido del acordeón, llevándolas a otro nivel sonoro para posteriormente utilizar instrumentos electrónicos y orquestación completa. Ya en los años cuarenta y cincuenta la cumbia tiene una transformación mayor debido a la difusión que se dio en países como Ecuador, Perú y México teniendo de primer impacto una acogida inicial en las clases populares obreras, comunidades mestizas como lo devela Pacini en el año 2010.

Por consiguiente, Latinoamérica quedó rendida al compás y el ritmo de la cumbia colombiana, tanto así que en cada país se apropiaron de ella e incorporaron música folclórica de cada nación e instrumentos electrónicos como la guitarra y los teclados entre otros, llevándola a transformarse y clasificarse de la siguiente manera: en Argentina encontramos los subgéneros de cumbia villera, cumbia pop derivada de la cumbia argentina y uruguaya y la cumbia santafesina. En Chile, los nuevos sonidos de la cumbia son llamados cumbia chilena y nueva cumbia. Por su parte Bolivia, El Salvador y Venezuela tienen su propio sonido de la cumbia.

En el caso de México, la cumbia tiene diferentes influencias rítmicas que la clasifican como la cumbia mexicana, del sureste o chunchaca, la cumbia norteña y la cumbia sonidera. En Perú, su variedad de cumbia se le reconoce como la cumbia peruana, la cumbia amazónica o selvática, la cumbia piurana de la región de Piura en la costa norte de este país, la sanjuanera que se deriva de la piurana y la sureña que es una fusión de la cumbia andina y el techno. En Ecuador la cumbia es muy similar a la del Perú y en Panamá su cumbia es tradicional.

Cultura Cholombia Foto: El comercio Perú

En efecto, los sonidos tropicales de Colombia entrelazados con la Tecnocumbia proveniente del Perú, obtuvieron desde hace unos años una mayor difusión en nuestro país, produciéndose en ciudades como Cúcuta, Pereira, Manizales algunas comunas de Medellín, Ibagué y Bucaramanga, pues desde las radios de las casas o fiestas se escuchaban artistas como el Combo Palacio, Los Mirlos, El Cuarteto Universal, entre otros, pues la música de los artistas peruanos fue tomada para versionarla en Bucaramanga.

No obstante, algunas de sus letras han sido relacionadas con temas como la venganza, el sexo, las traiciones, el licor, las pandillas, las armas y las drogas, causando un efecto de estigmatización y calificación por parte de la comunidad que poco o casi nada sigue el género, tildándolas de agresivas y violentas y en el peor de los casos expresando que son “escuchadas por ñeros” (uso despectivo: persona callejera, sin educación y delincuente).

Es de anotar que, el músico e investigador Ricardo “Richi” Oviedo, explica que “el tema fue marginado en los 80´s, porque en aquella época había un grupo llamado “Los Parches” que siempre en las minitecas cumbieras o en los bailes cumbieros armaban problemas, con esto desdeñando y marginando a los cumbieros, entonces los barrios periféricos adoptan esta cuestión, ayudan a desarrollar todo un tema del baile y es por eso que Bucaramanga no lo ve tan profundo, pero estuvo en paralelo con movimientos

como el Vallenato, la Changa, el Rock y el Reguetón todo el tiempo, solo en la marginalidad y luego fue evolucionando con la música”.

Por el contrario, los artistas y todo aquel que disfruta de las cumbias o tecnocumbias, manifiestan que este género solo revela su estilo de vida, su manera de ver la realidad, y en algunos casos, como una voz de protesta o rechazo hacia diferentes situaciones de la cotidianidad. Cabe señalar que las letras también tocan temas del amor, la amistad, la tolerancia, la hermandad, convirtiéndose en argumentos de tipo emocional y valorativo.

Artistas como Saúl Naranjo y Javier Martínez, comentan que el género está siendo escuchado en todas partes, inclusive en estratos sociales medianos y altos, reafirmándolo el cantante bumangués El Fabi, donde argumenta que “en Bucaramanga no hay muchos artistas del género, pero se escucha cumbia desde los barrios populares hasta los más ricos, siendo éstos últimos “cumbieros enclosetados”, por no querer ser llamados “ñeros””.

De otra parte, el historiador Julio César Acelas Arias, cuenta que: “en Bucaramanga el movimiento cumbiero se originó de la cumbia que llegaba de México y especialmente la peruana, pues en nuestra ciudad se escuchan diferentes estilos del género, tales como la Villera, la cumbia mexicana, que tiene una fuerte influencia del Texmex norteño, los Colombia que son una subcultura de cumbieros colombianos que migraron a la zona industrial de México. Y una tercera variedad que es muy fuerte y que se escucha en la ciudad es la chicha peruana que se origina en la sierra peruana y que está influenciada por los aires andinos indígenas de los Cholos que migraban a Lima a la costa y a las zonas urbanas”.

Entretanto Acelas, asegura que “la Tecnocumbia peruana es una variedad de la cumbia amazónica que se volvió muy visible a finales de los años noventa, donde uno de los íconos más importantes fue Rossy War, por sus ritmos pegajosos en los cuales incorpora sonidos electrónicos y guitarras eléctricas de manera estridente. Igualmente, la presencia de la mujer sensual con poca ropa”.

Por su parte, Oviedo, relata que: “los orígenes del movimiento cumbiero se dieron hace más de 5 décadas donde se asegura que hay reportes de cumbieros desde finales de los años sesenta por los lados de la antigua estación del tren, un lugar que se llamaba “Los sabanales”, también lo hubo en la Cuarta, en “El Platanal”, y hacia los años 80´s ya se empieza a forjar el tema de las minitecas itinerantes y los bailes de barrio. En los 90´s entra la Tecnocumbia, es un poco más formal y en el 2000 ingresan otros subgéneros de cumbia como la Villera y ya el movimiento es muy grande”.

En entrevista con La Cultural 100.7 FM, el cantante El Fabi, expresa que Bucaramanga ha sido una ciudad cumbiera desde hace varias décadas gracias a que varios Dj’s melómanos empezaron a traer cumbias desde otras latitudes y a ponerlas en discotecas y emisoras. Aquí cogió mucha fuerza la tecnocumbia peruana, la cumbia villera argentina y las ponían a otras velocidades, mucho más rápidas. Eso empezó a ser muy popular y eso es lo que se escucha básicamente hoy en día. Y por lo mismo los artistas bumangueses no habían querido meterse en ese género. Muy pocos lo habían hecho”.

También, este estilo de música se expandió gracias a las cintas magnéticas llamadas cassettes, en donde se grababan las canciones del momento, evento que ocurrió en los años 90´s. Así mismo, la señal de televisión satelital que llegaba del Perú ofrecía la presentación de artistas encargados de difundir el género al igual que las minitecas con sonidos de cumbias llamadas también tumba ranchos donde se presentaban exponentes del sonido local. Las fiestas se disfrutaban a ritmo cumbiero, se realizaban y contaban con gran popularidad en barrios como Regaderos Norte, Café Madrid, Kennedy, Ciudad Valencia, La Cumbre, Lagos 2 entre otros.

Uno de los datos importantes a destacar del ritmo cumbiero en la ciudad es la danza como lo cuenta Richi Oviedo: “Bucaramanga fue capaz de desarrollar una danza vernácula que la identifica, la ciudad no tiene una identidad propia, pero aquí en lo popular tiene esa identidad, fue capaz de crear una danza, un baile que es el baile cumbiero bumangués”. Además, manifiesta qué es lo que le hace falta a Bucaramanga: “un sonido de cumbia, que no lo tiene todavía. Hay artistas, los Máster de Colombia que tienen un disco en los 80´s de cumbia tropical y hay gente como Javier Martínez que ha hecho tecnocumbia, pero también hay gente que ha hecho cumbia rock, cumbia experimental, villera, y aquí hay gente que ha experimentado mucho con la cumbia y con muchos estilos”.

Ilustración: Las cumbias de Bucaramanga

A eso se le suma que en Bucaramanga se escucha todo tipo de cumbias, según Oviedo: “No se puede decir que Bucaramanga es tecnocumbiera, no, Bucaramanga es cumbiera, por eso se habla de cumbia, porque en Bucaramanga se escuchan todas las cumbias que se crearon en el continente”.

Entonces surge la pregunta. ¿Ustedes escuchan cumbias? ¿Creen que solo es un ritmo de ñeros? ¡Cuántas veces en las fiestas de diciembre, Los Corraleros de Majagual, Pastor López, Selena Quintanilla, Marquá y su Combo, entre otros, nos han “hecho tirar paso” y disfrutar de momentos felices junto a familiares y amigos!. Un género que día a día crece en la ciudad y que ahora pretende ser al igual que el reguetón en Medellín y la salsa en Cali, una identidad al paso de la Bucaramanga cumbiera.

Algunos de los artistas de la escena local cumbiera son: El Fabi y su éxito: “Latino soy”, Richi Oviedo y su canción: “Es nuestro amor”, Jerry Jhons: “Cementerio de vivos” y Javier Martínez: “La Fiesta”, Saúl Naranjo: “El adiós”. En la escena musical internacional desde Argentina y la cumbia santafesina se encuentran: La Contra, Grupo Trinidad, Los Lirios, Grupo Cali y Los Palmeras.

Impactos: 2007


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La Cultural 100.7 FM

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