Cuando se pasa por debajo del puente El Bueno, sentido oriente – occidente, a mano izquierda puede observar un parque con una gran estatua. Ahí está el homenaje al juglar guajiro del vallenato Francisco el Hombre, victorioso después de su lucha contra el diablo.
En cuanto su origen, el sociólogo y periodista, Orlando Mejía, menciona: “la teoría se basa en el duelo que realizó Francisco Moscote, también conocido como Francisco el Hombre, quien tiene una batalla con el diablo interpretando su acordeón. Francisco gana tocando el credo al revés. Esta es una leyenda de la sabiduría popular de lo que representó Francisco el Hombre para la cultura”.
Muchas dudas nacen del porqué un monumento a un músico vallenato de la Guajira está Bucaramanga. En los años 70, la UIS fue el epicentro que unió a los estudiantes guajiros y bumangueses, quienes vinieron a la ciudad buscando mejores oportunidades de estudio y ahí se tomaron la ciudad bonita para llenarla con el folclor de esa región.
Así lo explica el sociólogo y profesor, José Payares: “ los jóvenes de la región caribe venían de los departamentos de la Guajira y el César a estudiar en la UIS. Esto permitió la visibilidad de sus tradiciones fiesteras como las parrandas, donde se dieron a conocer los artistas de esos tiempos. Otro factor comenzó con los programas radiales enfocados en el género vallenato. Fue la siembra del género en Bucaramanga”.
Desde ahí nacen representantes de la música vallenata en Bucaramanga como lo son los embajadores vallenatos Ramiro Colmenares y Robinson Damián. El parque en el que está el monumento a Francisco el Hombre está ornamentado por el Área Metropolitana de Bucaramanga- AMB, quienes realizan la podada del pasto mensualmente. Por su parte, la Alcaldía de Bucaramanga es la encargada de la remodelación de la infraestructura e iluminación del parque. Lastimosamente, por su ubicación, no es un parque al que frecuente la ciudadanía.
