En la memoria de quienes tuvieron el privilegio de presenciarlo, el 26 de enero de 2011 quedará marcado como un día de calor abrazador en el Parque San Pío de Bucaramanga, pero también como un día en que la pasión por el arte y la admiración por el maestro Fernando Botero se hicieron presentes de manera imborrable.
El renombrado pintor y escultor colombiano, nacido en Medellín en 1932, junto a su tercera esposa, Sofía Bari, arribaron a esta ciudad santandereana en una jornada llena de emociones y expectativas. El alcalde Fernando Vargas lideró la caravana que los recibió, aunque con un retraso de una hora y 35 minutos debido a la anticipación del acto, programado para las 10:30 de la mañana. La espera fue angustiante para los seguidores del maestro Botero, así como para los artistas locales, reporteros, fotógrafos, camarógrafos y un grupo de músicos y bailarines que esperaban mostrar sus habilidades al ilustre invitado.
En una carpa especialmente dispuesta para la ocasión, según las memorias del reconocido periodista Pastor Virviescas, el alcalde Vargas Mendoza expresó su orgullo por recibir al maestro en tierras santandereanas y le agradeció nuevamente por vender una de sus esculturas al municipio. Destacó la importancia de esta adquisición para una ciudad que aspira a ser «competitiva y global». Además, con una dosis de humor, Vargas Mendoza entregó al maestro Botero una hormiga culona de oro, una delicia local, asegurándole que probarla le garantizaría al menos cien años de vida.
Sin embargo, este memorable día no estuvo exento de controversias, como lo registra Vanguardia. Desde la inauguración de la escultura, que ocurrió el 22 de diciembre del año anterior, había surgido una «lluvia de críticas» debido al costo de 2.500 millones de pesos que el Municipio destinó para su adquisición, especialmente en un momento en que 400 familias bumanguesas habían perdido sus hogares tras fuertes lluvias. En respuesta a esta controversia, el maestro Botero defendió al alcalde Vargas, argumentando que las obras de arte no se compran de manera impulsiva y que la tragedia de las inundaciones no estaba prevista cuando se realizó la transacción.
A pesar de las polémicas, el arte triunfó sobre la adversidad, y la ‘Mujer de Pie, Desnuda’ se convirtió en un símbolo de la cultura y el fortalecimiento de la cooperación cultural en Bucaramanga. Como lo destacó la revista Gente de Cabecera, esta escultura, aunque no represente los cánones tradicionales de belleza, es un testimonio de que el arte de Botero ha llevado el nombre de Colombia a lo más alto en el escenario mundial.
La llegada de esta obra fue un regalo de la administración municipal para celebrar los 388 años de Bucaramanga, un tributo a la riqueza cultural que esta ciudad ha aportado al país. La ‘Mujer de Pie, Desnuda’ de Fernando Botero permanece en el Parque San Pío como un recordatorio eterno de la grandeza del arte y la pasión que despierta en todos los que la contemplen.
