Cada 15 días, cuando el reloj marca las 2:30 p. m. del día viernes, cerca de 60 niños y niñas de los asentamientos humanos Cervunión, Luz de Esperanza y Caminos de Paz, del norte de Bucaramanga, esperan a los estudiantes y docentes de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab), para participar y disfrutar de una tarde de talleres y comidas, creados en el proyecto Fogones para Todos.
Un espacio que nació para contribuir con la salud emocional y la seguridad alimentaria de los menores de estos asentamiento y que es bien recibido por la comunidad. “Me parece un método muy bueno porque vienen a enseñar a los niños muchas cosas, pienso que son las cosas primordiales para formar buenos niños para un mejor futuro. Es un proyecto que le enseña a los niños y a las mamás sobre cómo cocinar, qué se debe hacer, qué comida sirve y se preocupa por el bienestar de la población”, afirma Laura Patricia Velásquez Ospina, lideresa comunitaria de los asentamientos.
Una iniciativa ideada en el núcleo de Unab Transformativa y la iniciativa Hambre Cero en las cuales participaron las profesoras Doris Amparo y Mariana Alfaro, además de impulsado estudiantes y profesores de los programas de Psicología, Gastronomía y Alta Cocina de la Unab.
El proceso comienza en campo llegando al lugar, un salón social hecho por la comunidad de estos asentamientos, que cuenta con llantas de madera y canastas de cerveza que funcionan como ‘sillas’, pintadas por los niños del sector. Allí reciben talleres de pintura, de socialización de ideas y de participación, por parte de Mario Andres Páez Ruiz y Doris Amparo Barreto Osma, profesores del programa de Psicología de la Unab.
El trabajo de los programas es identificar el consumo de alimentos de los habitantes de estos asentamientos para trabajar todo lo relacionado con seguridad alimentaria, pero también para trabajar todo lo relacionado con sus emociones o el manejo del cuidado del cuerpo. «Nosotros venimos cada 15 días a los asentamientos y realizamos talleres con los niños y madres. Hacemos talleres de cocina donde recopilamos las recetas que ellas saben hacer y las replicamos. También aprendemos de la población del sector”, cuenta Alfaro, la profesora de Gastronomía y Alta Cocina.