El municipio de Florián esta ubicado a cuatro horas de Bucaramanga, exactamente 275 km. El destino perfecto para el amante de la aventura, la naturaleza y las caminatas. El clima es húmedo, con la particularidad de que este municipio es que tiene los tres pisos térmicos: cálido, templado y frío. Es una zona rocosa de alto relieve quebrado y cambiantes, que maravillan a los ojos de sus visitantes. Sin embargo, pocas personas conocen este lugar.
Florián es conocida como “la ciudad de las ventanas abiertas” debido a sus innumerables imponentes lugares naturales, como lo son: Charco azul, el Cerro de los venados, Chiconal, Brazuelos, Charco Paila y el principal atractivo Las Ventanas de Tisquizoque, donde se encuentra la fuente hídrica más hermosa de Santander.
Llegar a Ventanas del Tisquizoque es muy fácil, pues están ubicadas unos 500 metros antes de llegar al casco urbano del municipio. El recorrido desde Florián puede durar al rededor de una hora y media, en una vía destapada, sin embargo, ese detalle no es desalentador al ver el paraíso natural en el que termina el recorrido. Puede visitar el “Charco Azul”, el destino de la caída de las gemelas, las dos cascadas que complementan la caída de agua. En este lugar, podrá disfrutar de la caminata a través de los árboles hasta llegar al ‘Charco’ donde sentirá el agua fresca caer sobre su rostro como rocío.
La quebrada de las Ventanas del Tisquizoque rompe la montaña para formar una asombrosa cueva que termina en una ventana donde se puede observar el municipio. La caída tiene unos 300 metros de altura partida en tres desembocaduras, lo que la hace única y majestuosa. Su entrada esta custodiada por una escultura de dinosaurio rex en piedra. Al entrar en la cueva se puede observar la oscuridad, humedad y estalagmitas que adornan la caverna. En su interior también. existe un pequeño puente colgante para llegar a la ventana donde se observa el municipio y los paisajes típicos de la región.
Entre los mitos de este gran lugar se encuentra la historia de los indígenas “Tizquisoques” que habitaron la cueva. Allí, los caciques realizaban ritos y venían en busca de sabiduría, pues esta era su puerta para conectarse con los dioses. Las leyendas cuentan que el cacique se lanzó los 300 metros al precipicio como sacrifico para evitar que los colonizadores atacaran sus tierras.
Toda esta aventura es mejor si se realiza el recorrido con guías locales, pues son ellos quienes se han aventurado para reconocer los atajos, caminos y brindar la mejor experiencia para su viaje hasta Las Ventanas de Tisquizoque.