Crónica de Felipe Zarruk – Periodista de LA CULTURAL 100.7 F.M.
Hace 40 años, nuestra ciudad y su vecindario no tenían muchos sitios para visitar y pasar un rato agradable en familia y con amigos. Sobrevivían y se destacaban algunos cines como el Riviera, el Analucía inaugurado en 1963 y los cinemas en el centro de la ciudad en donde está ubicado hoy en día el Teatro Santander. Los ciudadanos debíamos ir a comer obleas y raspado en Floridablanca, también en el municipio de San Juan Girón en donde la fritanga calmaba el hambre de propios y visitantes.
Debíamos esperar la llegada de algún circo, armar paseo a Lebrija y de paso buscar un refrescante baño en Pozos Azules o en los balnearios de Bahondo. Los socios de los clubes debían ingresar a los mismos para pasar el fin de semana practicando algún deporte o asistiendo a los bailes de la época. La Mesa de los Santos servía para pasar la temporada de Semana Santa o navidad y pare de contar.
El empresario y visionario Armando Puyana Puyana, nacido en Bucaramanga y considerado por muchos el padre del urbanismo en nuestra región, cada vez que pasaba por Cañaveral con rumbo al Club Campestre, miraba al costado derecho que servía de entrada al barrio y decidió que esa extensión de tierra convertida en lote, debía tener un centro comercial gigantesco con una amplia zona de locales comerciales, juegos infantiles, cinemas, zona bancaria, supermercados, parqueaderos y una plazoleta de comidas con toda la gastronomía presente. Su construcción asombró a propios y a extraños. Para rematar, mandó a instalar un mural cuya obra de arte realizó el maestro Jorge Iván Arango. Dicho lugar que lleva por nombre Centro Comercial Cañaveral se convirtió desde entonces en el lugar de encuentro de jóvenes y adultos que desde hace cuatro décadas permanece en el corazón de los habitantes de la región, quienes sin importar que estuviera ubicado a un par de kilómetros de sus hogares, lo visitaban con mucha frecuencia.
Es más, dicho centro comercial se quedó pequeño ante las necesidades de los pobladores de nuestra área metropolitana y desde hace más de un año y medio se inició su ampliación para que no queden dudas de que se irá a convertir con el paso del tiempo en uno de los tres mejores centros comerciales del país.
Un par de años después, don Armando avisó a los arquitectos de la firma URBANAS, que deseaba ampliar las etapas de Cabecera que, desde la primera hasta la tercera, veían cómo quedaban pequeñas ante la cantidad de visitantes de la meseta de Bucaramanga. Es así como se inauguró hace 35 años, el Centro Comercial Cabecera Cuarta Etapa, lleno de locales comerciales y con algunos sitios de diversión nocturna, lo cual resultó atractivo para los vecinos del sector. Muchos le dijeron que estaba loco; el tiempo le dio la razón. La ciudad estaba en pleno crecimiento de su población y esto hizo posible que la constructora de don Armando se viera en la necesidad de construir otra etapa mucho más moderna, para satisfacer el buen gusto de los exigentes ciudadanos. La gente disfruta la gran oferta de los centros comerciales, espacios diseñados para compartir un café, hacer sus compras, tomar una merienda y encontrarse con los amigos para una buena tertulia. Es por este motivo que felicitamos a los gerentes y conductores del sano esparcimiento de todos nosotros, Marta Bautista del Centro Comercial Cañaveral, Hernando Durán del Centro Comercial Cuarta Etapa e Isabel Cristina Forero de la Quinta Centro Comercial, los directos responsables desde hace años de que estos lugares icónicos hagan parte del inventario arquitectónico y emocional de nuestra ciudad que vuelve a ser ¡bonita otra vez! Un abrazo y hasta la próxima.