Después de haber visto la primera fase de la Copa América que se realiza en territorio estadounidense y observar con detenimiento los movimientos del combinado patrio dirigido por el técnico argentino Néstor Lorenzo, podemos sacar varias conclusiones. Una de ellas es que este equipo que vimos hace más de 48 horas en el estadio de Santa Clara, ¡juega muy bien!
Es un onceno sin estrellas, todo el plantel se puso el overol, incluyendo a los más famosos como son los casos de James Rodríguez y Luis Díaz; Sin embargo, el que más tiene méritos es el capitán colombiano. Con James sucede algo muy raro, porque cada vez que se pone la camiseta de Colombia, se transforma, contagia a sus compañeros, se tira al piso, recupera balones, es el eje de todas las jugadas ofensivas y como si fuera poco, anota y deja a sus compañeros en posición de desequilibrar el marcador a favor del equipo tricolor. El volante ofensivo tiene un talento único, le pega muy bien al balón y de sus pies han salido la mayoría de habilitaciones para que sus compañeros de selección mortifiquen a los arqueros y a las defensas rivales.
Puede ser que no le vaya bien en los clubes en los cuales juega, pero a la hora de ponerse la diez en un equipo que tiene 26 fechas de invicto, James rinde ¡y de qué manera!
El esquema defensivo funciona a las mil maravillas, con un portero muy seguro como Camilo Vargas quien vuela de palo a palo y apoyado por Muñoz, quien representa la seguridad, la salida y la eficacia ante la portería rival. Sin dejar de lado el buen rendimiento de Davinson Sánchez, Lerma, Mojica y compañía. Richard Ríos aporta su fútbol exquisito y ‘Lucho’ Díaz obliga a los adversarios a ocuparse de él. El delantero del Liverpool tiene que tirarse muy atrás porque lo asfixia la marca de los contrarios debido a su peligrosidad ofensiva. Cabe decir que en esta Copa América le han dado como a tapete viejo.
El equipo de Lorenzo la tiene clara, van por el objetivo, ¡el título! Claro que primero hay que atravesar el Canal de Panamá, equipo que de fácil no tiene nada.
CRÓNICA DE FELIPE ZARRUK
PERIODISTA DE LA CULTURAL 100.7 F.M.