RADIO PÚBLICA – LUIS CARLOS GALÁN SARMIENTO

     

El Parque San Pío, nuestro parque, nuestra vida

26 de junio de 2024
Conocí el Parque San Pío en la segunda mitad de la década del 60.  Fue fundado en 1964, yo nací en 1965.  Llegamos al mundo casi al mismo tiempo.  Yo vivía junto a ms padres en la carrera 33 47-15.  Ahí, en sus verdes prados aprendí a caminar y luego, cuando iba a cumplir cuatro […]
fotografía del parque san pío
Por Equipo Comunicaciones

Conocí el Parque San Pío en la segunda mitad de la década del 60.  Fue fundado en 1964, yo nací en 1965.  Llegamos al mundo casi al mismo tiempo.  Yo vivía junto a ms padres en la carrera 33 47-15.  Ahí, en sus verdes prados aprendí a caminar y luego, cuando iba a cumplir cuatro años, en 1969, me enviaron al colegio Nuestra Señora del Carmen, más conocido como el colegio de las ‘Lolas’ Sarmiento, tías de Luis Carlos Galán Sarmiento, el inmolado líder político.  Su colegio estaba ubicado en toda la esquina de la calle 45 con carrera 33.  Su arquitectura era ecléctica, es decir mezclaba elementos de varias épocas y estilos.  

Ellas vivían al frente del parque, en la carrera 33, Lolita y Emilia veían son solo su colegio, también la pileta en donde todos nosotros nos metimos para jugar en su rectángulo adornado por chorros de agua que estallaban en nuestra humanidad y esto generaba disgusto en nuestras madres.  En esa fuente de agua caían nuestros balones de fútbol ya que muy cerca de su empedrado, improvisamos una cancha de césped en la cual jugamos unos clásicos inolvidables y teníamos que salir corriendo cuando llegaban los policías en bicicleta a decomisar o a pinchar nuestros balones de cuero.  

El parque tenía unos jardines con materas elevadas, unos caminos en ladrillo rojo y otros con círculos de colores rojos, verdes, azules y amarillos, los cuales debíamos saltar en un solo pie para no repetir color.  Camino a la iglesia San Pío Décimo había un bosque muy poblado de árboles, de aquellos gallinerales que albergaban miles de chicharras, las cuales adornaban los atardeceres poblados de neblina con su canto ensordecedor.  Una vez subíamos una loma que terminó desapareciendo con la construcción de la carretera que unía la calle 45 con la calle 46 y que le daba continuidad a la carrera 35 A, estaba nuestro templo sagrado, nuestra cancha, nuestro feudo, aquel que solo pisábamos quienes vivíamos en el sector, la famosa cancha de tierra del barrio, la conocida cancha de San Pío, la cual estaba frente a la iglesia.   

Este parque nos marcó para siempre, nos vio crecer, nos dejó recorrer todos sus rincones, nos permitió ser niños, nos cuidó como si fuésemos sus hijos.  Se dio cuenta cuando fuimos adolescentes, cuando nos fuimos de su lado, pero siempre nos esperó, nunca nos olvidó, nosotros tampoco lo olvidamos.  Allí crecimos, ahí pasamos los momentos más bellos de nuestra vida.  Esos que recordamos con cariño, con nostalgia, porque el parque San Pío es nuestra casa, nuestra vida.  

Soy Felipe Zarruk en las crónicas de LA CULTURAL 100.7 F.M. 

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